sábado, 8 de septiembre de 2012

el público se vuelve de piedra


Y entonces las balas pasan rosando el sueño, las olas del mar lejano se asoman y se van volando mientras los ojos de criaturas se asoman como linternas de entre los basureros, la tristeza camina lentamente mientras el espectáculo se lleva a cabo, caravanas de circos llenan los poblados y la gente asiste sin quererlo al espectáculo, los payasos vomitan sangre, y las trapecistas dejan sus brazos pegados a los cables, el público no puede cerrar los ojos, su cabeza no puede girar para otro lado, el público está petrificado, el público solo observa, en vez de reír llora mares desde los poros de la piel, el circo va creciendo y el público va sufriendo, la caravana avanza, las voces rotas se escuchan como antes se escuchaban las gaviotas, un autobús es el acto principal, grande, viejo, grotesco, descuidado, el autobús llega ataviado de espejos, se estaciona frenético en medio de la pista mientras los corazones se agitan, el público en su inmovilidad corre con la mente a tierras lejanas, mientras sus cuerpos van contemplando los pasos que los llevan dentro del autobús, el circo ahora es el autobús, ha crecido y es más grande que toda la carpa entera, el circo con todos sus personajes ahora está dentro del autobús, el autobús arranca y la función comienza, el público se mira a sí mismo, los rostros de la gente inmóvil destellan miedo, las gotas de sudor van cayendo al suelo, hay ratas que beben el líquido salado, el autobús se desplaza lento por montañas, la gente se desmorona en arena y luego se vuelve a juntar, un vendedor vende un libro sobre el significado de los sueños, mientras una mujer se pone a cantar el cielito lindo, alguien sube a vender chicles, mientras una cumbia se escucha desde la mochila de otra persona que camina con notable equilibrio, la gente de piedra se relaja un poco, sus ojos, que son lo único en movimiento en su cuerpo, se cierran por momentos, alguien pestañea y con eso sonríe a otros ojos, dos más se salen de sus órbitas y se ven entre ellos, el autobús camina y la oscuridad aparece, como si entrara en la boca de un elefante, el autobús se vuelve espeso, la soledad se vuelve gritos y los ojos tratan de escapar de los cuerpos, las voces actúan su papel, los dientes se afilan, las manos se vuelven pulpos y las lágrimas solo hacen que las ratas engorden, el autobús se pone pegajoso, los asientos se mojan y los cristales se opacan, la gente de piedra quiere volverse polvo otra vez, las voces son excremento, las voces no dejan de hablar, el autobús se revuelca ahora en lodo, el escape gotea pus de miles de heridas, los ojos se hablan, se van, se esconden entre la piedra, la piedra se vuelve más dura, las voces de excremento se alejan, el autobús se detiene, la piedra se vuelve polvo y vuela, sale por las ventanas y por las rendijas, el autobús se va yendo, lleno de lodo, de fluidos, de viseras podridas, el polvo llega a la playa, en la playa el polvo forma cuerpos, el público se toca para comprobar que no falte nada, la gente se asegura de tener sus piernas, sus brazos, sus dedos, o si no ha faltado alguna nariz o boca, los cuerpos caminan, los ojos no quieren mirar atrás, el sonido del autobús se pierde entre las voces que acaban de despertar, la gente camina, se dispersa, algunas personas corren con todas sus fuerzas, algunas más solo arrastran sus pies, alguien de un salto sube a la luna, mientras alguien más brinca al sol y desaparece en cenizas, se ve la tierra desde el aire, un águila vuela en círculos mientras el circo comienza a montar la carpa otra vez, el público se vuelve de piedra.